Unidad 42 a donde llego el Covid19
EL INTERNO
El detenido en cuestión Julián Arakaki, de 49 años, un paciente renal crónico que necesitaba tres sesiones de diálisis por semana, había estado alojado originalmente en la Unidad N°23 de Florencio Varela, pero fue trasladado en las últimas semanas a la sala de Sanidad de la Unidad N°42 de la misma zona, al ser parte del grupo de riesgo por su diagnóstico. Las autoridades del SPB, creen que se contagio en una de las salidas.
TRES PENITENCIARIOS CONTAGIADOS
En las semanas previas, tres penitenciarios recibieron diagnósticos positivos en unidades como la N°21 de Campana y la alcaldía número 3 de Melchor Romero, como asi en la unidad varelense donde se encuentran detenidos los 8 rugbiers acusados de matar a golpes a Fernando Báez Sosa. Ninguno de ellos, según fuentes del SPB, tenía contacto cotidiano con internos.
Así, el primer contagiado dentro de una cárcel argentina representa un punto de inflexión en la historia, entre la tensión o la concordia de los presos mismos y los esfuerzos y negociaciones para contener una posible crisis. Desde la llegada del virus al país, las cárceles se convirtieron en un frente obvio: los sistemas federales y bonaerenses suman 58 mil detenidos, otros tres mil en las comisarías de la provincia, enfrentan la mayor sobrepoblación de su historia, celdas de cuatro donde duermen ocho, con poblaciones de detenidos de alto riesgo, de edad avanzada, con enfermedades previas, detenidas con embarazos en curso, un contagio dentro de un penal implica una multiplicación casi garantizada.
LOS INTERNOS TODAVIA PLANEAN NEGOCIAR SUS PRISIONES DOMICILIARIAS O EXCARCELACIONES
En Coronda y Las Flores, motines sangrientos terminaron con cinco cadáveres e instalaciones incendiadas. En la Unidad N°54 de Varela y en la alcaldía de Batán, revueltas de internos llevaron a roces y balas de goma. En el penal de Devoto, las batucadas nocturnas de los detenidos se multiplicaron. En los tribunales federales, cientos de presos pidieron su excarcelación por la pandemia mediante sus defensas. Los presos que elegían quedarse adentro y no disputaban su suerte ante un tribunal reclamaban comida, higiene, que controlen a los penitenciarios con examenes medicos.
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